Con
tu última respiración cerca mío, el deseo creciente se ha puesto a
gritar de ira: "Te desprendes y a mí no me importa si no desearte".
Señor, dígame cómo no desearle, si mis labios apuntan a los suyos y mi
piel a sus manos.
Morente y mi vida pasa como rosas a espinas y Sevilla a Tarragona
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