Morente y mi vida pasa como rosas a espinas y Sevilla a Tarragona
jueves
domingo
...Deseos...
De pequeñas, les enseñan a ser madres y esposas, a jugar con cocinas y planchas. Les enseñan a ser princesas, a no dañar su esmalte artificial de uñas, a usar el vestido más hermoso y a mirar con ternura el enemigo. Les enseñan a amar, a ser delicadas, a dejar cosas obscuras y fuertes a los barones, a peinarse, a verse bellas. Les enseñan el maquillaje, las prendas y los accesorios. Usar colores claros y cosas irreales y tiernas para definir quienes son. Les enseñan a amar la vida, odiar la muerte, amar las caricias, odiar los golpes. Les enseñan a ser rescatadas. De pequeñas, las niñas y las adolescentes sueñan con bodas y amores platónicos, pero yo, sólo tenía fantasías corporales con hombres que me atraían, no importaba qué tan cercanos o posibles eran. Con el paso de los años, esas fantasías se convertirían en deseos peligrosos que a la larga me llevarían a donde estoy ahora.
Desde pequeña me gustaron los mmovimientos, la fuerza, a rescatar y morir antes de ser rescatada. Me gustaba lo obscuro, las letras y no las prendas. Desde muy pequeña, preferí la sensualidad a la ternura y a mirar a mi enemigo con venganza. Desde pequeña viví un infierno, por eso no amaba nada y respetaba la vida y la muerte.
Desde pequeña me obsequiaron un libro en blanco y yo escribo en él lo que me plazca, lo que quiero realmente para mí. Desde pequeña, mantuve la calma y cerraba los ojos.
Me llamo Realidad y pulso con músculos y sangre. Tengo piel y la somatización de la región cerebral correspondiente.
Salomé
Desde pequeña me gustaron los mmovimientos, la fuerza, a rescatar y morir antes de ser rescatada. Me gustaba lo obscuro, las letras y no las prendas. Desde muy pequeña, preferí la sensualidad a la ternura y a mirar a mi enemigo con venganza. Desde pequeña viví un infierno, por eso no amaba nada y respetaba la vida y la muerte.
Desde pequeña me obsequiaron un libro en blanco y yo escribo en él lo que me plazca, lo que quiero realmente para mí. Desde pequeña, mantuve la calma y cerraba los ojos.
Me llamo Realidad y pulso con músculos y sangre. Tengo piel y la somatización de la región cerebral correspondiente.
Salomé
viernes
Ridículo
Ridículo, es un término que define “algo” de lo que provoca
risa. Viene del latín rículus, que viene del verbo rídere, que significa reír,
junto con el sufijo culum, que dejaré a consideración individual de su propio
significado.
En verdad, ridículo, es una palabra, de dos vocales “i”, que
se distinguen de la tilde, otras vocales y letras, que a su vez, se distinguen
de la sociedad, porque aunque falto de lógica social, política y religiosa, se
despega del razonamiento vulgar de las pobres mentes que he tenido que conocer
en mi época, por ende, ese ridículo, contiene la escena de la divina comedia,
en donde el mortal pasea por el infierno como si fuese el cielo.
Es, pues, la relación dicotómica entre el cerebro y el
cuerpo, que contiene la palabra absurda del “querer” inherente al “desear”.
No siendo más, me dispongo a reír, porque tanta risa con
sufijo culum, me provoca, me tienta y me llama a decir: Buenas noches, mi a-razón...
miércoles
De sus manos
De sus manos tomé el universo y lo volví un cubo para guardarlo en el estuche de mis gafas. Saqué mis antiparras,y el cubo se pegó en el lente izquierdo y se coló por la mancha de mi pupila, que me dejó fotosensible esa tarde que salí a verme con él. Me puse unas gafas obscuras, así que pasó a mi lado y no me reconoció, indignada, salí de ese parque, llorando, por donde se salió aquel universo. Las lágrimas, cayeron en mis labios y mi lengua saboreó el universo. Él notó mi espalda, salió corriendo a tomarme del hombro. Me preguntó si estaba molesta, lo negué. Me besó, así que el universo fue a sus labios, a su boca, a cada milímetro de sus arterias, a cada víscera y órgano... Llegó a su cerebro, el universo modificado por mis ojos, entonces, él pensó. Pensó, mientras yo hablaba, mientras lo tocaba, mientras lo sentía. Para cuando mi universo daba la vuelta, el descubría el fuego, para cuando yo encontraba las partículas de la ciencia, él fabricaba la flecha... Para cuando yo destruía el mundo en mis neuronas, él volvió a crearme la tierra y no permitió que cayera en la siguiente dimensión: La locura.
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